Proceso de Formación
1. Formación inicial
Incluye Formación para el Servicio, (RIVC 104-113)
“… ¿Maestro dónde vives?…” Jn 1,38
Es la fase donde el candidato demuestra su inquietud hacia la vida religiosa y tiene los primeros contactos con la Orden desde su propio ambiente. Así mismo la Orden toma conocimiento del joven y de su realidad, lo acompaña grupal y personalmente, facilitándole algunas experiencias de búsqueda y de discernimiento. Esta fase es vivida con mucha libertad tanto de parte del joven como de la Orden. Así esta fase será un conocimiento mutuo en libertad.
Ahora, si el candidato es de Lima, se ofrece encuentros programados en la casa de formación. Si el candidato es de provincias, se hace todo lo posible para estar en contacto con él, sea por correo, Facebook, visitas del promotor vocacional. En ambos casos se propone al candidato convivencias cortas en la casa de formación para facilitar el discernimiento, salvaguardando la norma de haber cumplido 18 años para visitas que implican quedarse a pasar la noche. La financiación del costo de viaje se dialoga con el promotor vocacional.
“…Venid y lo veréis…” Jn 1,39
Consiste en favorecer espacios de discernimiento y experiencias fundantes para que los jóvenes compartan y tomen conciencia acerca de su realidad personal y de su entorno, reconociendo las diversas cosmovisiones, lugares de origen y experiencias de vida con las que llegan al proceso formativo animándoles al desarrollo de sus relaciones interpersonales en comunidad y sociedad.
Se asiste a los postulantes aceptados por el Comité de Formación (que es el delegado por el Provincial y Comisario Provincial para esta tarea) para realizar su propia unidad de vida en CRISTO teniendo como meta el que los candidatos disciernan libre y conscientemente su vocación a la VIDA RELIGIOSA dentro de la IGLESIA, en el carácter específico del carisma carmelitano.
“Búscate en mí, búscame en ti”. Santa Teresa
Esta etapa consiste en poner los fundamentos que facilite y fortalezca una experiencia fundante, que le lleve a configurarse con la persona de Jesús y su propuesta por el Reino, a partir de los descubrimientos hechos de su realidad personal y su entorno para situarse en el proceso con lucidez y autonomía.
El ingreso en el noviciado invita al novicio a profundizar su decisión de seguir a Jesucristo obediente, pobre y casto en un camino ya comenzado en el prenoviciado donde el énfasis era la dimensión humana y cristiana de su vocación carmelita, sin descontar la dimensión carmelita. Ahora, sobre esta base más sólida, se entra más de pleno en la dimensión Carmelita. Se invita a vivir valores evangélicos dentro del espíritu del carisma Carmelita para discernir si su única vocación cristiana pueda realizarse en el contexto Carmelita. La meta es preparar al novicio para hacer una decisión de fe sobre su vida; profesar votos de la Orden Carmelita o no.
“…para que estuvieran con él. Y para enviarlos a…” (Mc 3, 14-15)
Esta etapa consiste en generar una dinámica de interpelación ante los desafíos que surgen de la realidad y del Evangelio, de tal manera que se dé el paso de las creencias a la experiencia de la fe encarnada, de la idealización a un realismo histórico encarnado.
Con la profesión temporal los novicios llegan a la última etapa de formación inicial, donde (1) se incorporan a la Orden Carmelita, (2) se continúan su formación integral, y (3) participan en su vida y misión según sus capacidades. El carácter temporal de esta última etapa de la formación inicial les invita a tener una actitud de humilde paciencia. “Es importante que los profesos capten la unidad intrínseca de las diversas áreas y crezcan integrándolas de modo progresivo y gradual. El crecimiento en el camino contemplativo favorece esta integración. Es fundamental formar para la fidelidad, la generosidad y la entrega, que ayudan a afrontar y superar los momentos de crisis. (RIVC 99).” Recordemos que: El profeso, con la profesión temporal, “está insertado en la Orden Carmelita, participando en su vida y su misión en la medida de sus capacidades.” (RIVC 92).
Esta etapa tiene tres partes: (1) el internado, (2) teología, (3) preparación para renovación de votos, los ministerios de acolitado y lectorado y votos solemnes, y/u órdenes sagradas.
2. Formación Permanente
Incluye la preparación para Órdenes Sagradas (RIVC 114ss)
“La formación al servicio, más que una fase de formación, es una dimensión que reviste todas las fases.”
RIVC 105
A través de estas etapas queremos que nuestros hermanos busquen vivir en obsequio de Jesucristo y encarnar nuestro carisma y ponerlo al servicio de la Iglesia y de la Orden.
La vida Carmelita
Mucho ha cambiado y evolucionado en estos más de 800 años de vida de nuestra fraternidad Carmelita, pero nuestra espiritualidad (como hilo conductor) aún se mantiene intacta y continua definiendo nuestra vocación a partir de la oración, la comunidad, y el servicio. El camino Carmelita se trata de una forma equilibrada de vida que lleva a aquel que la sigue a estar más cerca de Cristo, en medio del servicio en su Iglesia.
Nuestro sitio Web está diseñado para ser una ventana abierta a las diferentes experiencias, intereses como apostolados de los hombres que conforman la Provincia Carmelita del Purísimo Corazón de María. Te invitamos a navegar a través de este sitio para hacerte una idea de nuestro estilo de vida. Si sientes algún interés por la vida Carmelita suponemos que tendrás muchas preguntas por eso te invitamos a ponerte en contacto con nosotros para darnos a conocer esas preguntas o para concertar una cita. Entre tanto, la sección de preguntas frecuentes te puede ser de ayuda.
Preguntas Frecuentes
Lo primero que debes preguntarte es “¿Me siento atraído por este estilo de vida, me resulta atractivo?” Debes tener en cuenta de que a menudo, Dios actúa en nuestras vidas dándonos el deseo por las cosas bellas. Si lo que deseamos es bueno y verdadero es probable de que se trate del deseo de Dios. La oración y el buen juicio son las herramientas que te ayudarán a descubrir la calidad de ese deseo y te ayudaran a discernir si este proviene de Dios o no.
Los Carmelitas han sido y son personas dedicadas, extraordinarias, felices, y santas que han hecho grandes cosas en el mundo. Aquellos que han optado por unirse a los Carmelitas, lo han hecho porque han querido vivir y seguir los pasos de sus antecesores. Los Carmelitas poseen una rica tradición de ser buenos guías espirituales, ¡algunos han sido y son de los mejores en la Iglesia!, es por ello que para ser parte de esta Orden resulta necesario querer ser parte de algo más grande que uno mismo. Teresa de Ávila, Juan de la Cruz, Santa Teresa del Niño Jesús, Andrés Corsini, y Edith Stein dan pleno testimonio de ello.
La vida es compleja, es una mezcla de tristezas y alegrías, sacrificios y regalos. La vida Carmelita no está exenta de esta complejidad. Reconociendo nuestros propios pecados es como nos abrimos al amor sanador de Dios; reconociendo que el Reino de Dios no se encuentra completo en este mundo es como nos esforzamos por alcanzarlo a través de la oración y el servicio a los demás. En todo esto encontramos una inestimable alegría, la alegría de María, que fue testigo de la redención del mundo en el sacrificio de su hijo.
Como Carmelita, tendrás que enfrentarte a muchas pruebas y dificultades para poder experimentar la paz verdadera. Tendrás que caminar en comunión con otros hermanos en la fidelidad a Cristo y a la luz del testimonio de Elías y María. Vivirás de forma plena tu llamado bautismal de ser “sal de la tierra y levadura del mundo,” al dar testimonio del amor y la paz de Dios.
En resumen, lo único que la vida Carmelita puede ofrecer es lo mismo que el cristianismo ofrece y de hecho es lo único que Dios tiene para ofrecer: Cristo. En realidad, no hay necesidad de desear algo más, porque en Él, se cumplen todos los anhelos.
Si bien la Orden fue establecida en el Monte Carmelo alrededor del año 1,200 d.C. Hoy en día, la sede internacional se encuentra en Roma, Italia. Lugar en donde el Prior General, sus Consejeros y el personal administrativo se encuentran alojados. También, en Roma y a pocas cuadras del Vaticano, se encuentra ubicado el Colegio de San Alberto que es nuestra Casa Internacional de Estudios.
Territorialmente, la Orden está dividida en “Provincias”, cada una bajo la dirección de un “Padre Prior Provincial” y su Consejo. Hay cerca de 40 provincias en todo el mundo, incluyendo América del Norte, Europa, África, América del Sur, y Asia.
Un caso particular es el de Francia, país al que la Orden ha regresado desde hace tan solo 10 años. Durante la Revolución Francesa, en 1789, los Carmelitas se vieron obligados a huir por los muchos asesinatos ocurridos en aquel país. A partir de varios fragmentos de documentos históricos se pudo establecer que 34 sacerdotes Carmelitas murieron como víctimas directas de la Revolución. Los padres Martien Pannetier, Michel Barrot, Jean Baptiste Beduinos, y Fiermin Vigneron fueron guillotinados a causa, probablemente, de su apoyo a la Revolución. El resto murió a consecuencia de la desnutrición como de las enfermedades adquiridas en los buques-prisión. Tomó un tiempo volver a Francia, pero los Carmelitas finalmente hemos regresado.
También, los Carmelitas hemos fundado misiones en Vietnam y en Trinidad y Tobago. En la actualidad, varios frailes originarios de Rumania se encuentran estudiando en Roma para luego regresar a trabajar a su país. Además, estamos trabajando para establecer misiones en varias zonas de África, el Congo, Burkina Faso, y Uganda.
El hábito Carmelita comparte algún parecido con el hábito franciscano. Nuestro hábito se compone de una túnica de color marrón (café), un escapulario y un capuce (capucha). En ocasiones especiales –y en especial al momento de nuestro entierro– los Carmelitas hacemos uso de una capa de color blanco (esta es la razón por la que algunas veces se nos conoció como los “Frailes Blancos”).
Algunos Carmelitas visten su hábito durante la misa o al momento de impartir charlas en un retiro. Algunos otros, utilizan el hábito con mucha más frecuencia como en los tiempos de comida, al momento de enseñar, en los momentos de oración personal, etc. Todo depende de la preferencia personal de cada fraile.
En la actualidad, son varias las ramas que componen la familia Carmelita. Los miembros de la Provincia Carmelita del Purísimo Corazón de María no vivimos en clausura. Sin embargo, aunque la mayoría de los frailes no viven como ermitaños, hay algunos que han decidido hacerlo. En la rama femenina Carmelita, hay varios grupos de monjas que viven en clausura y su trabajo se limita a todo aquello que puedan realizar dentro del claustro (pintura, confección de hábitos, escribir libros, ingresar información en la computadora, etc.) También, hay hermanas Carmelitas que no viven en clausura y que trabajan en hospitales, guarderías, escuelas, etc.
Debes haber completado el 5to de secundaria, mostrar tener potencial para el liderazgo, y mostrar un real interés en el estilo de vida Carmelita. En términos generales, el estilo de vida Carmelita requiere de lo siguiente:
- Los Carmelitas al no poder casarnos, estamos llamados a centrar nuestro amor y energía en el desarrollo de sanas relaciones con las personas con quienes trabajamos, tal y como lo haría o debería hacer una persona casada con su pareja (este es el voto de castidad);
- Los Carmelitas no somos dueños de nada. Tenemos una visión radical a este respecto en donde lo que tenemos proviene de Dios como un regalo y en donde, sólo somos simples administradores de la creación de Dios (este es el voto de pobreza);
- Los Carmelitas no hacemos necesariamente lo que queremos pero si hacemos lo que es bueno para el grupo o la comunidad (este es el voto de obediencia).
Somos conscientes de que en la actualidad resulta inevitable el no endeudarse para completar los estudios. Los Carmelitas reconocemos que la educación que has recibido, probablemente, puede ayudarte al momento de ejercer un ministerio futuro y en consecuencia a la labor de la Orden. Los Carmelitas no tenemos ningún problema en asumir tu deuda por concepto de educación, lo cual puede ser posible hasta que profeses como Carmelita.
Por desgracia, tenemos recursos limitados, por lo que no podemos asumir otros tipos de deudas como tarjetas de crédito, carros, vivienda, etc. Estos tendrán que ser cubiertos antes de aplicar a la Orden.
No temas. Si tienes vocación a la vida religiosa, Dios proveerá de los medios necesarios para que llegues a tu meta. Comunícate con nosotros, ya hemos tenido este tipo de casos antes.