fbpx

Sobre Nosotros

El origen de la Orden del Carmen se remonta 895 años antes de Cristo. El Monte Carmelo que se eleva en las estribaciones de la Cordillera del Líbano, en Palestina, es su primer escenario. El Profeta Elias, después de triunfar sobre los sacerdotes de N Baal (Reyes III, 17-18), reunió a su discípulos en torno al histórico monte, para llevar una vida eremítica, dedicada a la contemplación y a la oración. Esta modalidad de vida retirada ofrendada al Señor, fue continuada por una institución judaica denominada “Hijos de los Profetas”, la cual mantuvo los mismos ideales de oración y apostolado, afirmando las bases de una tradición que años más tarde sería recogida por los pioneros de la Orden Carmelita En 1155 un grupo de peregrinos atraídos por el ejemplo de Elías, vinieron de Europa junto con los Cruzados,

encontrando a San Bertoldo, que en unión con otros eremitas habíanse instalado en el Monte Carmelo. Adhiriéndose al grupo, funda- ron una capilla en honor a la Virgen. De esta manera, recogiendo el espíritu eliano de contemplación, que había pervivido durante siglos merced a la devoción de los santos eremitas, los peregrinos cristianos lo consagraron a la Madre de Dios Si bien el Profeta Elías no fue el “fundador” de la Orden, fue su “espíritu” el que la inspiró, y la posterior dedicación a la Virgen María la que le dio su forma definitiva. De esta manera, la Orden Carmelita desconoce un fundador que le diese ori- gen en una fecha determinada; su existencia se debe a la coincidencia providencial de muchas voluntades en el propósito común de oración y apostolado

Sobre Nosotros

Los Carmelitas, hombres y mujeres que por los últimos 800 años escribieron con su vida un comentario sobre el libro bíblico del Cantar de los Cantares.

Era tiempo de guerra en la tierra de la Biblia. Los cristianos estaban defiendo estas tierras de la invasión musulmana. En los últimos años del siglo 11 era mucho el esfuerzo, la decepción y muchos los decaídos de esta sed de conquista y reconquista de la tierra bíblica que un grupo de hombres cristianos que estaban peregrinando por esta zona decidieron congregarse en el Carmelo. Este era el último rincón libre donde los cristianos podían vivir. El propósito de esta comunidad de hermanos fue de seguir fielmente los pasos de Jesucristo con la ayuda de las armas del amor, la fe, la justicia, los pensamientos santos, el silencio y la salvación. En medio del convento los ermitas del Carmelo construyeron una capilla y la dedicaron a la Madre de Dios. Después de pocos decenios los musulmanes invadieron Akko donde esta el Carmelo y mataron a hermanos Carmelitas; otros escaparon por mar a Europa.

Los hermanos Carmelitas volvieron a sus países de origen, y así de esta pequeña comunidad inició el Carmelo que comenzó una nueva etapa. Esta comunidad migrante tuvo que adaptarse a la nueva realidad no solamente en el habito, sino que también en el estilo de vida asumiéndose al movimiento mendicante. Los Carmelitas definieron su identidad con el pasar del tiempo y se definieron como una comunidad de Contemplativos. Nuestro lema es: “Ser una comunidad orante en medio del pueblo”.

La Orden de los Carmelitas tiene sus orígenes en el Monte Carmelo, en Palestina, donde, como recuerda el II Libro de los Reyes, el gran Profeta Elías luchó en defensa de la pureza de la fe en el Dios de Israel, venciendo en la lid con los sacerdotes de Baal y donde el mismo Profeta, orando en la soledad, vio aparecer una nubecilla portadora de benéfica lluvia después de la sequía. Desde siempre este monte ha sido considerado el jardín floreciente de Palestina y símbolo de fertilidad y belleza. “Karmel” de hecho significa “jardín”.

En el siglo XII (quizás después de la tercera cruzada, 1189-1191) algunos penitentes-peregrinos, provenientes de Europa, se establecieron junto a la “fuente de Elías”, en una de las estrechas vaguadas del Monte Carmelo, para vivir en forma eremítica y en la imitación del Profeta Elías su vida cristiana en la misma tierra del Señor Jesucristo. Tanto entonces como después los Carmelitas no reconocieron a ninguno en particular con el título de fundador, permaneciendo fieles al modelo Elías ligado al Carmelo por episodios bíblicos y por la tradición patrística greco-latina, que veía en el Profeta uno de los fundadores de la vida monástica. Habiendo sido construida una pequeña iglesia en medio de las celdas, la dedicaron a María, Madre de Jesús, desarrollando el sentido de pertenencia a la Virgen como la Señora del lugar y como Patrona, y tomaron de ahí el nombre de “Hermanos de Santa María del Monte Carmelo”. El Carmelo por este motivo está profundamente ligado a Elías y a María. 

Del Profeta ha heredado la pasión ardiente por el Dios vivo y verdadero y el deseo de interiorizar la Palabra en el corazón para testimoniar su presencia en el mundo; con María, la Virgen Purísima Madre de Dios, se empeña en vivir “en obsequio de Jesucristo” con los mismos sentimientos de intimidad y profundidad de relación que tuvo María.

Este grupo de ermitaños laicos para tener una cierta estabilidad jurídica se dirigió al Patriarca de Jerusalén, Alberto Avogadro (1150-1214), residente en aquel tiempo en San Juan de Acre, en las cercanías del Monte Carmelo. Este escribió para ellos una norma de vida, entre el 1206-1214. Sucesivas aprobaciones de esta norma de vida por parte de varios papas ayudaron al proceso de transformación del grupo hacia una Orden Religiosa, cosa que aconteció con la aprobación definitiva de tal texto como Regla por Inocencio IV en el 1247. La Orden del Carmelo fue de este modo inserta en la corriente de las Ordenes Mendicantes.

Hacia el 1235, sin embargo, los Carmelitas debieron en parte abandonar el lugar de origen, a causa de las incursiones y persecuciones de los sarracenos, que estaban reconquistando la Tierra Santa, retomándola a los cruzados. Regresaron en general a los países de origen en Europa.

Bien pronto se multiplicaron y florecieron en la ciencia y en la santidad. Con el tiempo se acercaron a los religiosos algunas mujeres, que se transformaron en el 1452 en monjas que vivían en propias comunidades.

En los siglos XV-XVI hubo cierto relajamiento en diversas comunidades, combatido por obra de Priores Generales como el Beato Juan Soreth (+1471), Nicolás Audet (+1562) y Juan Bautista Rubeo (+1578) y por algunas reformas (entre las cuáles la de Mantua y la del Monte Oliveti en Italia y la de Albi en Francia) para poner freno a la profusión de abusos y mitigaciones. La más conocida es ciertamente la llevada a cabo en España por Santa Teresa de Jesús para la reforma de las monjas y después de los religiosos, ayudada por San Juan de la Cruz y el P. Jerónimo Gracián. El aspecto más importante de la labor de Santa Teresa es no tanto el haber combatido la mitigación introducida en la vida del Carmelo, cuanto más bien el haber integrado en su proyecto elementos vitales y eclesiales de su época. En el 1592 esta reforma, llamada de los «Carmelitas Descalzos» o «Teresianos» se hizo independiente de la Orden Carmelita y tuvo un gran desarrollo en las dos Congregaciones de España e Italia, reunidas después en el 1875. Se tienen así dos Órdenes del Carmelo: la de «Los Carmelitas», llamados también de la «Antigua Observancia» o «Calzados», y la de «Los Carmelitas Descalzos» o «Teresianos», que consideran a Santa Teresa de Jesús como su reformadora y fundadora.

A pesar de esta división, en los siglos sucesivos la Orden Carmelita continuó su camino espiritual. Numerosos religiosos y religiosas ilustres dieron vida al Carmelo con su espiritualidad y su genio. Grandes avances se dieron también entre los seglares con la institución de la Tercera Orden del Carmen y de las Cofradías del Escapulario del Carmen en varias partes del mundo. En los siglos XVII y XVIII se expandió por algunas partes el movimiento de la más estrecha observancia con la Reforma Turonense en Francia y con las de Monte Santo, Santa María della Vita, Piemonte y Santa María della Scala en Italia.

Al inicio de la Revolución Francesa la Orden Carmelita estaba ya establecida en todo el mundo con 54 Provincias y 13,000 religiosos. Precisamente a causa de la Revolución Francesa la Orden del Carmelo sufrió graves daños, de modo que al final del siglo XIX se vio reducida a 8 Provincias y 727 religiosos. Sin embargo fueron estos pocos religiosos los que durante el siglo XX, con valor y determinación, restablecieron la Orden en aquellos países donde habían estado presentes anteriormente, así como también implantaron el Carmelo en nuevos continentes.

Nuestra identidad no se define de nuestro ministerio. Servimos en institutos de espiritualidad, casa de retiros, parroquias, tenemos misiones ad gentes, colegios, universidades y servimos a los pobres a través de obras sociales.

El Carmelo no tiene un fundador como las otras Ordenes pero si una Comunidad.

La Virgen María y el Profeta Elías.

Aprobada la Regla, parecía que la orden nunca iba a extenderse fuera de la Tierra Santa donde naciera, consagrada por los recuerdos de sus santos fundadores. Mas los acontecimientos imprimieron un nuevo rumbo a su desarrollo obligándola, no sin violencia y peligro, a alejarse de la cuna busca de un hogar más hospitalario. Después de fundar monasterios en Acre, Tiro otros lugares de Palestina, el avance de los sarracenos y la derrota de los cruzados en 1337, determinaron su emigración a Europa Una vez alejados de Palestina, lograron establecerse en Chipre, Sicilia e Inglaterra. San Luis de Francia (Luis IX) después de fracasar en sus nobles propósitos de recuperar la Tierra Santa a la Cristiandad, los condujo a Paris.

El espíritu mariano-eliano de este primer grupo de carmelitas fue expresado e incorporado por la primera Regla Oficial escrita en 1209 por S. Alberto, Patriarca de Jerusalén, y aprobada por el Papa Honorio III EN 1226.

Cuenta la tradición que el 16 de Julio de 1251, en Aylesford, Inglaterra, encontrándose orando San Simón Stock, se le apareció la Virgen y le entregó el Santo Escapulario. Desde entonces lo llevaron los Carmelitas como signo y emblema de su especial protección, dedicándose a propagar la Fe de Cristo y siguiendo una vida ejemplar de humildad, castidad y sencillez. La consagración de la Orden a la devoción mariana en el Monte Carmelo y la milagrosa visión de San Simón Stock determinaron el título de la misma: “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”

La antigua vida que llevaron en Palestina no se ajustaba a las exigencias materiales y morales de la sociedad europea, razón por la cual los padres Carmelitas debían adaptar sus reglas a la nueva realidad. Después de erigir monasterios en las distintas ciudades de Europa, tuvieron que sustituir su antigua vida eremítica por la conventual, consagrándose al ministerio pastoral.

En 1949, dos sacerdotes de la Provincia Carmelita de los Estados Unidos llegaron al Perú para servir a la Iglesia y establecerse, como lo habían hecho ya los Carmelitas de las provincias europeas. Los Padres Mateo o’Neil y León Battle recibieron de manos del Arzobispo Emm. Gualberto Cardenal Guevara, la nueva Parroquia del barrio de San Antonio, el 4 de Agosto de 1949, siendo nombrado el Padre Mateo como primer Párroco.

Monseñor Lardone, Nuncio Papal, invitó a los superiores de la Provincia Carmelita Norteamericana, en 1958, a asumir la responsabilidad de formar y atender la nueva Prelatura Nullius de Sicuani. Constituída por las provincias civiles de Canchis, Canas, Chumbivilcas y Espinar, y separada eclesiasticamente de la Arquidiócesis del Cuzco. El P. Nevin Hayes, Párroco de San Antonio, fue nombrado por el Papa primer Prelado de la nueva jurisdicción eclesiástica; el 5 de P. Mateo O’Neil, Agosto de 1965 fue consagrado obispo Fundador Colegio Media Continuando la obra de las Madres del Inmaculado Corazón de Maria, establecieron en 1962 la enseñanza secundaria, siendo su primer Director el Padre Francisco McCarthy.