
2º DÍA DE TRIDUO
Santidad: una experiencia de encuentro
† En el nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo
Lectura tomada de Romanos 8; 28-32
Sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. Pues Dios conoció a los suyos de antemano y los eligió para que llegaran a ser como su Hijo, a fin de que su Hijo fuera el hijo mayor de muchos hermanos. Después de haberlos elegido, Dios los llamó para que se acercaran a él; y una vez que los llamó, los puso en la relación correcta con él; y luego de ponerlos en la relación correcta con él, les dio su gloria.
¿Qué podemos decir acerca de cosas tan maravillosas como estas? Si Dios está a favor de nosotros, ¿quién podrá ponerse en nuestra contra? Si Dios no se guardó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿no nos dará también todo lo demás?
Palabra de Dios.
Meditamos y compartimos la Palabra.
REFLEXIÓN
La santidad: una experiencia de encuentro y fraternidad.
‘La espiritualidad carmelita, es inagotable, como la vida misma, como la vida de la Iglesia, siempre se va transformando y surgen eventos nuevos y sorprendentes. Todos estamos llamados a la santidad, desde el bautismo, y este llamado hay que responderlo. Es personal, comunitario y eclesial. Sería muy interesante que cada persona escuche el murmullo interior: “no te pierdas el llamado a la santidad”. Los avances de las ciencias, como la psicología, neurolingüística y otras, nos pueden ofrecer medios favorables para su comprensión, pero la experiencia de Dios es un regalo, que se cuela en nuestras vidas y nos da un vuelco, llevándonos a salir de nosotros mismos, hasta llegar al hermano. Así es que en lo ordinario de la vida, podemos encontrar la presencia de Dios. El mismo Jesús nos invita: “sean santos, como mi padre es santo»1. La santidad sigue siendo actual, es vigente para nosotros.
Hay santos anónimos en casas, escuelas, residencias, cárceles, iglesias, refugios. ¿Cuántos de nosotros hemos conocido personas simples y profundas a la vez, cuya calidad de vida nos deja sin palabras? Es la manera de conducirse que llama la atención, no viven para sí, viven percibiendo en el otro, a un hermano que lo necesita. Son personas que juntan el día con la noche, si se trata de servir. Se entregan de tal manera que se olvidan de sus propias necesidades, «el alma que anda en amor, no cansa ni se cansa”2. Es notorio en ellas, que todo lo que tocan lo transforman, convirtiéndolo en Pascua, en signo de fiesta, en posibilidades nuevas.
Las personas santas tienen «un no sé qué, que queda balbuciendo”3. La Santidad siempre tiene que pasar por el hermano, con los de a diario, a los que no podemos engañar porque bien nos conocen. Hemos de ser puentes, instrumentos, en disponibilidad total, “para que El obre como quiera y de la manera que quiera en nosotras”4.
1 Mt 5,48
2 San Juan de la Cruz
3 Cantico Espiritual 7
4 Madre Asunción
Santidad: una experiencia de encuentro
La santidad, no es nada complicado, dicen algunos, los santos se van haciendo, escuchan a Dios, le responden y lo que realizan le agrada al Padre, de tal manera que también la sociedad, y el mundo lo reconocen y admiran como un don.
Donde estés consagrado a servir, allí eres llamado a la santidad, no podemos vivir de cualquier manera, estamos convocados a santificar la vida. La relación con Dios nos deberá llevar a «romper el cántaro y vaciarnos” para sacar lo mejor de nosotros, la mejor agua, el mejor vino, que será derramado en gestos y palabras, a los hermanos que nos rodean. Estamos llamados a Iluminar la vida. Santidad, es el paso de Dios por nuestras vidas, nos llena de alegría, sonrisas, de transformaciones, en el diario vivir, aunque pasemos por situaciones difíciles y noches oscuras. El papa Francisco, nos invita a confiar en la gracia de Dios, no tener miedo a ser santos.
Algunos frutos de la santidad, nos revelan un rostro sereno, en armonía, lleno de paz y alegría profunda. Recordamos lo que dice el salmista «Tus mandatos son fieles y seguros y la santidad es el adorno de tu casa, Señor por días sin término»6. El mirar de Dios es amar? Vestidos los dejó de su hermosura , y vio Dios que era bueno”. Cuando los hermanos reconozcan que todo lo hecho es bueno, allí hay santidad. La santidad, viene de Dios, brota de su corazón. Los santos reconocidos, no sabían que eran santos. La santidad es una experiencia mística de estrecha unión con el Padre, que absorbe de tal manera, que vemos otro Cristo en la persona.
Nos sitúa, en esta reflexión, la actitud de María en las bodas de Caná 10, se dá cuenta, nadie le dice, ella lo ve, porque estaba presente, y acelera el milagro. En el evangelio donde Jesús multiplica el pan 11, qué ‘hermoso si se pudiera decir, en cada comunidad: aquí hay un(a) Carmelita que tiene «sus cinco panes y dos peces», están disponibles!
Este escudriñar en la santidad cotidiana, deja un sabor a más, como el rumiar carmelita de la Palabra, acompañemos a Moisés, cuando debe descalzarse porque «la tierra que pisas es Santa”12.
5 Jr 19,10-12
6 Salmo 92,5 7 San Juan de la Cruz
8 idem Gn 1,31 10 Jn 2,1-12 11 Mc 6,41
12 Ex 3,5
El desierto: escucha y contemplación
Ser y estar presente, para todos y todas en el momento indicado. Implica dejar un espacio a la gracia de Dios, que nos ira diciendo en cada momento, lo que mejor le agrada. Contagiar al mundo con lo que somos y tenemos, somos de Dios y estamos dispuestos a servirle en los hermanos. Escuchemos el llamado a combatir el egoísmo, con nuestra presencia justa y abierta a todos, ocuparnos totalmente de generar vida a nuestro alrededor.
Pidamos al Señor la gracia de llegar a esa silenciosa santidad, y que todo vaya fluyendo, para bien de los hermanos. Nuestra regla nos recuerda: “Estas breves indicaciones os las hemos escrito con el fin de establecer para vosotros la fórmula de vida, según la cual habréis de conduciros. Si alguno está dispuesto a dar más, el Señor mismo, cuando vuelva, se lo recompensará”13.
Hna. Benita Romero
Hermana Carmelita del Sagrado Corazón de Jesús
Comunidad de Seboruco, Edo. Táchira
13 Regla 24
SÚPLICA
Señor Jesús, que a ejemplo de san Ángel, nos des la gracia de realizar nuestras obras y acciones para gloria del Padre, y alcanzar así el gozo de la santidad.
Padre nuestro, Ave María y Gloria…
ORACIÓN
Dios, fuerza de los fieles y corona de los mártires por cuya gracia San Ángel, carmelita, superó los tormentos del martirio; por su intercesión, concédenos propicio que, imitándole fielmente, seamos hasta la muerte testigos de su presencia y bondad. Amén.
Fuente: @CarmelitasVenezuela
https://www.yumpu.com/es/document/read/63313100/triduo-san-angel-de-sicilia